Los hijos son una bendición de Dios, y solo llegan porque Dios lo permite.
De hecho, existen muchas mujeres que desean engendrar un hijo y no pueden; Y muchas veces las que pueden no los quieren.
Dios es el único dador de vida, y solo Él puede quitarla.
Nosotros no somos Dios para decidir cual niño vive o cual muere.
En los mandamientos de Dios está “no Matarás” y eso lo debemos cumplir.
Muchos piensan que porque son niños pequeños carecen del derecho a la vida.
El bebé es el ser mas inocente, no tiene culpa de nada, él no pidió ser engendrado, ni mucho menos escogió una familia, solo llegó porque Dios lo permitió.
Nadie conoce los planes de Dios, nadie sabe cual es la misión o razón por la cual un bebé llega a este mundo.
Nosotros no somos nadie para obstaculizar o cuestionar los planes de Dios.
En Proverbios 6:16-17 dice: Seis cosas aborrece Jehová,
Y aun siete abomina su alma:
Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
Las manos derramadoras de sangre inocente,
En los anteriores versículos vemos que Dios aborrece las manos derramadoras de sangre inocente; pero estas manos no solo son las que ejecutan esta acción, sino también las que la ordenan. Es decir, tan culpable es el que realiza un aborto como el que lo ordena.
Al respecto de este tema, deseo compartirles un testimonio propio.
Hace 30 años, cuando aun yo no era cristiana, me encontré entre una encrucijada; quedé embarazada de mi segundo hijo, pero yo no lo sabía y estuve en 7 exposiciones de rayos X, pues mi hija mayor tenia muchos problemas de salud y le tenían que tomar 7 radiografías, en las cuales yo estaba junto a ella en el momento que se las tomaron.
El médico me dijo que mi bebé iba a nacer con malformaciones físicas y posibles problemas mentales.
Por esta razón, muchos familiares me aconsejaban que abortara. Pues ¿Como tener un segundo hijo con problemas físicos y mentales?
En ese tiempo éramos muy pobres y nuestra hija mayor estaba en constante tratamiento médico, y solo de pensar que nuestro segundo hijo también iba llegar con problemas, nos aterrorizaba.
A pesar de todas estas circunstancias en contra, decidí tenerlo.
Contra todo pronóstico, mi hijo nació muy bien, sin ningún problema, ni físico ni mental.
Al contrario, nació sano y muy grande, pues nació pesando 4600 gramos,
Hoy en día no me arrepiento de esa decisión, pues mi hijo es muy inteligente, según un estudio que le realizaron su IQ es de 134, lo que lo significa que es superdotado,
Además, es responsable, juicioso, trabajador. No fuma, no bebe, no asiste a fiestas.
Tiene altos estándares morales y éticos. Él no hace nada que pueda perjudicar a alguien, en cambio si está en sus manos ayudar, lo hace.
Se que la perfección no existe, pero yo si puedo decir que nuestro hijo es perfecto en todo.
Nuestro hijo es una bendición para nosotros, pues está pendiente de nosotros y nos cuida.
Nos provee de todo lo que necesitamos y nos complace con todo lo que queremos.
Si hubiéramos tomado la decisión de abortar, abríamos matado nuestro futuro y nuestro bienestar, pues ese niño nos sacó de pobres y nos cuida en nuestra vejez.
Dios sabe como hace sus cosas, solo Él sabe que planes tiene con cada niño.
Espero que este testimonio les pueda servir para tomar una buena decisión, a quienes estén contemplando la idea de abortar.