Existen dos requisitos para que Dios perdone nuestros pecados: el primero es arrepentirse sinceramente del pecado y no volverlo a cometer.
El segundo requisito es perdonar a los que nos han ofendido o maltratado, sin importar lo mucho que nos hayan hecho sufrir.
En Marcos 11:25 dice: Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.
En lucas 6:27-28, Dios nos dice: Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.
Es de suma importancias perdonar a nuestro prójimo.
No podemos pretender que Dios nos perdone, si nosotros no somos capaces de perdonar.
El perdonar nos permite que tengamos una vida tranquila y en paz.
Cuando guardamos rencor, el único que sufre es uno mismo, pues la otra persona que no hizo daño, ni siquiera se acordará de lo que nos hizo.
Por lo anterior es mejor perdonar y vivir en paz y tranquilidad.
No vale la pena sufrir por alguien que no se lo merece.