El secreto de una vida abundante. Parte 3.

El tercer requisito para tener una vida abundante es La fe.

En Hebreos 11:1 dice: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

La fe en Dios es el motor que permite que Él se manifieste en nuestras vidas y hace que se materialicen nuestros deseos.

En Hebreos 11:6 dice: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Manifestar nuestra fe le agrada a Dios, porque así demostramos que realmente creemos en Él.

Cuando se tiene fe, es imposible que haya duda, es decir, que si hay duda no hay fe.

El padre de la duda es satanás, por esta razón  Dios no se agrada de los que dudan,

En Marcos 11:24 dice: Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.

La fe mueve montañas, es gracias a la fe que podemos lograr o alcanzar todo lo que nos proponemos.

La fe nos permite cumplir nuestros objetivos, llegar a la meta que nos hemos fijado.

Es la fe la base del cristianismo, porque con fe se mueve la mano de Dios en nuestras vidas.

Con fe aceptamos al señor Jesús como único y suficiente salvador, es decir, que gracias a la fe no necesitamos de ver a Jesús para creer en la salvación que nos ofrece.

La única manera de aumentar y fortalecer nuestra fe, es a través de oración y ayuno.

Si todos los días le pedimos al Espíritu Santo que multiplique y fortalezca nuestra fe, Él poco a poco la va haciendo crecer.

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