El cuarto y último requisito para tener una vida bendecida es la perseverancia.
El hecho que contemos con la protección de Dios, no significa que nos quedemos cruzados de brazos esperando que todo nos caiga del cielo, al contrario, es cuando más debemos luchar por nuestros sueños, porque el maligno hará de todo para impedir que nos lleguen las bendiciones.
Con Dios debemos insistir, persistir y nunca desistir; solo los que perseveramos veremos la gloria de Dios en nuestras vidas.
La ventaja que tenemos con Dios es que sabemos que a pesar de nuestras luchas, al final Dios nos dará la victoria.
Lo anterior lo podemos confirmar en Josué 1:7 que dice: Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.
En Hebreos 6:12 dice: a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.
En la Biblia hay mas de mil promesas que Dios nos hace, y solo los que lo obedecemos y perseveramos en todo, tendremos derecho a reclamar y recibirlas en nuestras vidas.
La vida con Dios es un completo sacrificio; es una vida llena de luchas y de lágrimas, pues Dios nos hará pasar por el desierto y el fuego para transformarnos.
Pero después de este proceso en el que seamos probados y aprobados llegarán las bendiciones en todo, y esas lagrimas y luchas se convertirán en alegría y mucha paz y tranquilidad.
Vale la pena esforzarnos y obedecer a Dios, pues la recompensa será muy grande, no solo aquí en la tierra, sino también en el cielo.
Quienes ya hemos pasado por ese desierto y el fuego, podemos testificar que nuestras vidas se convierten en un pedacito de cielo aquí en la tierra.
Dios se encarga de que no nos falte nada, ni que tampoco nos pase nada malo.
Los que somos aprobados por Dios pasaremos a ser su pueblo escogido, que cuenta con su total protección.
Los invito a que hagan una prueba con Dios y verán que su protección es real.
De cada uno de ustedes depende si quieren continuar sufriendo o quieren gozar de las bendiciones y protección de Dios.
Esta decisión es personal, nadie puede tomarla por usted; nadie lo obliga a seguir sufriendo ni tampoco es obligado a recibir las bendiciones y protección de Dios.
El cambio de vida que tanto necesita, está en sus manos, de usted depende aceptarlo no.